sábado, 27 de junio de 2015

Comparto este articulo que me pareció sumamente interesante.
LA DIVINA COMEDIA
DANTE (TRADUCCIÓN DE JORGE AULICINO)
(Edhasa - Buenos Aires) 

La Comedia es una obra inagotable que combina poesía, filosofía, física (cosmología ptolomeica), arte, historia y teología. Dante propone tres mundos o reinos de ultratumba: el reino del Infierno, el del Purgatorio y el del Paraíso. No importa si los reinos existen. Lo crucial es que Dante se ha convertido en el inigualable soñador que nos dio este largo poema perfecto. ¿Qué otra suerte le espera al arte?

Cuerpos de tres cabezas, serpientes que son hombres, viseras de cristal, gigantes, demonios, Lucifer, el escarpado suelo, las estrellas, la luz más alta y Beatriz, la mujer hermosa e inolvidable que lo espera, que lo guía: todos conviven en esa fantástica invención literaria que es la Divina Comedia. Dante, el hombre de carne y hueso, inventa un personaje llamado Dante que viaja por los escenarios inhóspitos, horribles y bellos jamás pensados. Quizás el infierno sea una entelequia. Pero su existencia está justificada. Ha permitido que el gran Dante haya escrito esa “comedia única”, invaluable pieza que despliega en sus muchos versos dignos e inolvidables la vida de las sombras sufrientes y de un único cuerpo vivo. 

Sólo una vez se nombra a Dante en el largo viaje: en el Canto XXX del Purgatorio, Beatriz le reprocha que quiera entrar al Paraíso. Dante dialoga con Virgilio, con los penitentes y los réprobos, con los esperanzados y con las almas angélicas. Pero él, Dante, le habla al lector y le confiesa sus visiones, su angustia, y le muestra el maravilloso mundo oscuro del infierno. Le habla sólo al lector y le muestra las alargadas sombras del Purgatorio y las innumerables luces del Paraíso: la rosa intacta y la luz mayor. 

¿Qué otra cosa hizo Dante que viajar para volver a ver a Beatriz? ¿Acaso fue para tener, ante sus ojos, la esquiva imagen de Dios? ¿Fue para confirmar aquello que intuía como cierto? Quizás no importa. El viaje es maravilloso. El lector, cómplice ubicuo del poeta, puede leer infinitas veces la voz de Virgilio y la de su discípulo insuperable, los pasos de las sombras en el hielo, la tortura del fuego y la curiosa y escurridiza figura de Beatriz.

domingo, 21 de junio de 2015

Muchas veces la vida nos golpea. Inesperado o no el dolor llega. A mi siempre me ha servido leer para distraerme si la realidad es tan dura. Espero que ustedes disfruten como yo de estas obras literarias. Quiero empezar con uno de mis autores favoritos. Si sabra el de lo que es sufrir ... por amor.

La Flor del Amor.
Flower of Love, Oscar Wilde.

Amor, no te culpo, pues mía ha sido la culpa, al no ser creado por la arcilla común
Escalé la mayor de las alturas, inalcanzable; ví el aire pleno, el día más grande.

Desde lo salvaje de mi desperdiciada pasión fui asaltado por una mejor, más clara canción.
Encendí una ligera luz de abnegada libertad, luché contra la envilecida cabeza de Hidra.

Han sido mis labios barridos hacia la música por tus besos, y han sangrado,
Y tu has caminado junto a los ángeles en aquella planicie verde y esmaltada.

He andado por el camino donde Dante contempló los soles brillando sobre siete círculos,
¡Ah! Tal vez observó a los cielos expandiéndose, como si se abriesen sobre Florencia.

Y las naciones poderosas que me han coronado, a mí, que sin corona yazgo sin nombre,
Y algún crepúsculo oriental me ha encontrado de rodillas sobre el umbral de la Fama.

Me he sentado en el círculo de mármol donde el viejo bardo es igual al joven,
Donde la pipa siempre gotea su miel, y las cuerdas de la lira siempre vibran.

Keats levantó los rizos de su himeneo desde el vino de las amapolas,
Con su boca de ambrosía besó mi frente, envolviendo el amor noble que hay en mí.

Y en la primavera, cuando las flores del manzano tiñen el seno de las palomas,
En la hierba yacen dos amantes que ha leído la historia de nuestro amor.

Han leído la leyenda de mi pasión, y conocido el secreto amargo de mi corazón,
Besándose como nosotros nos hemos besado, pero nunca lejos como nosotros lo estamos.

Pues la flor carmesí de nuestra vida es devorada por el gusano de la verdad,
Y ninguna mano recogerá los marchitos pétalos de la rosa de la juventud.

Sin embargo, no me arrepiento de amarte, ¿qué otra cosa puede hacer un muchacho?
Los ávidos dientes del tiempo corroen, persiguiendo las silenciosas huellas de los años.

El timón nos balancea en la tempestad, y cuando la tormenta de la juventud haya pasado,
Sin liras, sin laúd y sin coro, la tranquila muerte del navegante finalmente llega.

Y dentro de la tumba no hay placer, el ciego gusano consume las raíces,
Y el Deseo se estremece en cenizas, y el árbol de la pasión no da frutos.

¿Qué otra cosa puedo hacer sino amarte? La propia madre de Dios me es menos querida,
Y menos aún la dulce Afrodita elevándose como un lirio plateado sobre el mar.

He tomado mi decisión, he vivido mis poemas y, aunque la juventud se haya perdido en indolentes días;
He descubierto que la corona de mirto del amante es mejor que la del laurel sobre el poeta.

Oscar Wilde (1854-1900)



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